martes, 21 de diciembre de 2010

Las madres dijeron '¡basta!'


La lucha vecinal contra la droga cumple 20 años en el Campo de Gibraltar
Dice el tango que 20 años no es nada, pero en el Campo de Gibraltar han dado para mucho en la lucha contra las drogodependencias. Corría la primavera de 1990 cuando el párroco de la Estación de San Roque (Cádiz) y actual defensor del pueblo andaluz, José Chamizo, decidió abanderar una lucha hasta entonces algo desorganizada. Era la lucha de muchas madres y padres que en las zonas de Taraguilla y la estación, en San Roque; La Atunara, en La Línea, o el Saladillo y la Reconquista, en Algeciras, trataban de impedir que las cifras de jóvenes fallecidos a consecuencia del consumo de estupefacientes siguiesen aumentando. Con más de 6.000 toxicómanos, el mayor índice de heroinómanos y la mayor cantidad de afectados de sida de España, el camino era arduo. Pero de momento, como dice, Miguel Alberto Díaz, presidente de la coordinadora algecireña Barrio Vivo, "ha tenido más luces que sombras".
"Recuerdo que las primeras reuniones llevaron a la creación de una plataforma de ayuda a los drogodependientes que se denominó Coordinadora porque aglutinaba y coordinaba el trabajo de familiares, técnicos y políticos", cuenta Francisco Mena, actual presidente de Alternativas, la federación que aglutina a las 12 coordinadoras antidroga del Campo de Gibraltar.
El primer gran paso se dio, no obstante, de forma espontánea, cuando 3.000 personas cortaron el tráfico en la N-340. "La situación de inseguridad a causa de la venta de drogas en la zona de la Estación de San Roque era insoportable y ante los movimientos que ya se habían producido los vecinos decidieron echarse a la calle", narra Mena.
A raíz de esta primera protesta se sucedieron las manifestaciones en Algeciras y La Línea. En este último municipio nació la figura de la ya desaparecida Micaela Pérez, una madre afectada por la drogadicción de su hijo que encabezó a un grupo de mujeres con el mismo problema. Surgieron, así, las madres de los pañuelos verdes. "Celebramos una manifestación desde la plaza de toros hasta el barrio de La Atunara y nos metimos en el callejón de la muerte para señalar las casas en las que los narcotraficantes vendían las drogas a nuestros hijos", evoca Soledad Martín, una de las madres de los pañuelos verdes.
Al amparo de este movimiento nacieron la docena de coordinadoras que hoy trabajan en los siete municipios del Campo de Gibraltar. En 1991 se puso en marcha la primera comunidad terapéutica, El Manantial, y después llegaron las de Montenegral y las puestas en marcha por la Junta (Monte Betis y Monte Tarik). Se configuró así un mapa de atención al toxicómano que ha permitido atender a miles de ellos. Esta atención se ha completado con los programas de prevención y a través de los talleres puestos en marcha por las coordinadoras.
La denuncia y la prevención han ido de la mano en la personación en distintos procesos judiciales en estos 20 años, como el de los Charlines o el caso Algeciras. El SIVE (Sistema Integral de Vigilancia Exterior), la Sección de la Audiencia Provincial de Algeciras, el escáner del puerto de Algeciras para inspeccionar contenedores o la implantación de un fiscal especial antidroga para el Campo de Gibraltar llegaron a la comarca tras la reivindicación de quienes forman el movimiento asociativo.

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