El PP pedirá la reprobación de Gaspar Zarrías por su "incapacidad de gestión"

Los populares apoyarán el estado de alarma, pero apuntarán a errores del Ejecutivo y a la ausencia de Zapatero

"Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría durante el acto de aniversario de la Constitución el día 6.

EFE. MADRID Jueves, 9 de diciembre de 2010

La intervención de Mariano Rajoy prevista para hoy en el Congreso de los Diputados es una incógnita, porque su partido, a lo largo de la crisis, comenzó por echar las culpas políticas del caos al Gobierno, para horas después suavizar el tono e incidir en que pudo cometer errores que aceleraron la huelga salvaje de los controladores, como aprobar un decreto unilateral de horarios justo antes de un puente.
Las críticas del PP han apuntado desde el principio al ministro de Fomento, José Blanco, por considerar que el problema puede haber estallado ahora por no haber gestionado bien durante meses la controversia laboral.
Los populares intentarán que el Congreso repruebe al secretario de Estado de Política Territorial, Gaspar Zarrías, a quien acusan de "vileza" por insinuar que el PP se conchabó con los controladores en el diseño del paro. Para el PP, además de no ser ciertas estas palabras, es una acusación "gravísima e inadmisible".
La reprobación de Zarrías
El grupo popular, para conseguir la reprobación de Zarrías por el Congreso, pretende poner el acento en las funciones que desempeña el dirigente socialista. Dicen los populares que con su nombramiento como secretario de Estado de Política Territorial "el PSOE de Andalucía endosó al Gobierno a un dirigente socialista cuyo currículum estaba plagado de comportamientos políticamente inadmisibles y, en algunos casos, dudosamente democráticos". Citan, por ejemplo, un supuesto caso en el que Zarrías "llegó a votar varias veces en sustitución de compañeros ausentes para no perder una votación en el Senado".
Lo que sí es claro es que Rajoy dará su apoyo al decreto de alarma y que, posiblemente, reprochará a Zapatero no haber salido a dar la cara durante las horas más delicadas de la crisis, y haber dejado la representación pública del Gobierno en Rubalcaba.