«La candidatura y el liderazgo del partido suelen coincidir, o no» apunta Blanco
Que el plan no es que Alfredo Pérez Rubalcaba sea secretario general del PSOE. Que una cosa es ser candidato y otra dirigir el partido. El vicesecretario general de los socialistas, José Blanco, dio ayer un dato más para alimentar el culebrón de la sucesión de José Luis Rodríguez Zapatero. No fue tan explícito como para afirmar a las claras que la «hoja de ruta», ya diseñada en las más altas esferas del partido, pase por la bicefalia pero sí dejó entrever que por ahí irán los tiros.
Se quejan los cuadros del PSOE, y se quejan con razón, de que al final quienes «la acaban liando» en el debate sobre la candidatura de 2012 son los mismos que piden que se guarde silencio. El lunes, menos de 24 horas después de haber reclamado a los dirigentes territoriales reunidos en Zaragoza que hablen del futuro de España y «no del futuro del partido», Zapatero dejó boquiabiertos a muchos al afirmar que una vez anuncie su decisión «todo será muy rápido». Y, ayer, entró José Blanco en escena para decir que de eso nada.
Sólo la candidatura
El número dos de los socialistas «matizó», según su propia terminología, al presidente del Gobierno para evitar que cunda el nerviosismo en un partido que lleva muy a gala la democracia interna, porque las palabras del jefe del Ejecutivo sonaron a política de hechos consumados, a ese 'dedazo' del que tantas veces han abominado públicamente. Blanco advirtió de que, en el «supuesto» de que Zapatero decida no ser candidato, el procedimiento «no será ni rápido ni corto» porque lo que dicen los estatutos es que debe abrirse un proceso de primarias. «Si hay más de un candidato se vota y si no, no», dijo.
Hasta ahí, pura ortodoxia. «Ya adelanto que hay mucho banquillo para ser alternativa», dijo también. Lo fundamental de su planteamiento, en una entrevista en la cadena Cope, está sin embargo en otro comentario. Blanco remarcó que «nadie ha planteado que vaya a haber un congreso». ¿Por qué? Porque un congreso se convoca para elegir al secretario general; en unas primarias, en cambio, sólo se decide quién es el candidato.
Aspirante a número uno
Hace tiempo que en los cenáculos socialistas se ha instalado el rumor de que el número dos del PSOE, a quien se presume coordinador fundamental del plan de salida de Rodríguez Zapatero, tiene aspiraciones de convertirse en número uno. Cierto o no, hoy soltó una píldora que alimentará aún más esa interpretación. Cuando alguien le replicó que el candidato y la secretaría general suelen confluir en una misma persona, él replicó raudo: «Suelen coincidir o no; fíjese en Asturias».
El Principado ha sido hasta este mismo año un caso atípico de bicefalia en el PSOE. También lo fue siempre el Partido de los Socialistas de Cataluña. Por eso el hecho de que se tome la excepción como ejemplo tiene miga. Lo curioso es que el vicesecretario general socialista comenzó su entrevista con un aviso poco prometedor para quien esperara noticias frescas sobre la sucesión. «Parece que ese no es el tema que interesa, por lo tanto voy a hablar de él sólo para decir una cosa», avanzó. La cosa era, ni más ni menos, que la entrevista a Zapatero en TVE del día anterior merecía enmienda.
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