Fue el jueves, al jurar su cargo como secretaria de Estado para la Igualdad cuando, en un descuido, Manuel Chaves cogió a Bibiana Aído por banda y le dio unos cuantos consejos. “Ahora tienes que nombrar tus secretarios, pero no se lo digas a nadie, nombra a quien tú quieras”. El mentor y paisano de la joven ex ministra le avisaba así de que ese asunto era suyo, en contraposición de las voces que avisaban de que es su nueva jefa, Leire Pajín, la responsable de nombrar a los subsecretarios de Estado de Igualdad.
Quince minutos después de haber jurado el cargo, la sala apenas la llenaba una treintena de los 200 invitados que llegaron. Tras la foto oficial, los cuatro representantes de la plana mayor del Gobierno desaparecieron (Pajín, Valeriano Gómez, Gómez-Sinde y Garmendia). El único que se quedó observando la 'despedida-bienvenida' de Aído fue Chaves, que no quiso entrar en detalle sobre si el camino más correcto hubiese sido la vuelta de Bibiana Aído a Andalucía. "Ella está bien donde está, en la secretaría de Estado de Igualdad". No hay que olvidar que Chaves fue quien elevó a Aído hasta Moncloa, vendiéndosela a Zapatero como una joven gaditana hija de un buen amigo suyo a la que debía un favor, y qué mejor que un ministerio un poco suave para una chica joven y moderna, de los nuevos tiempos.
El nuevo juramento de Aído fue en el mismo sitio que el de Pajín (ministerio de Sanidad), a la misma hora (20,30), con una semana de diferencia. Pero en otra sala, mucho más pequeña, y con distinta gente. Si Pajín recibía sus nuevas carteras en el salón de actos de su nueva casa con toda la plana mayor del Gobierno a sus espaldas, Bibiana Aído juró su nuevo cargo con gente ya de segundo nivel.
La sala la llenaron entre unos cuantos invitados de segundo nivel político (secretarios de estados y subsecretarios) y mucha mujer. "Bibiana Aído, estamos contigo" le gritaban las representantes de grupos feministas, que una a una besó y abrazó a la ministra que, según cuchicheaban en los corrillos, más ha luchado por la igualdad de sexos. "La austeridad económica no se traducirá en austeridad política", le confirmó Pajín tras la inquietud despertada por la disolución del ministerio de Igualdad.
La ministra de Sanidad exageró un discurso en el que agradeció a Aído que se haya quedado a su lado, haciendo referencia a las voces internas que apuntaban lo mal que se había tomado la ex ministra de Igualdad la disolución de su ministerio y la manera de enterarse de la destitución de su cargo (por un SMS al móvil, cuando estaba en una entrevista en directo en Telecinco). "Siempre serás para nosotras la que colocó la Igualdad, con mayúsculas, en un ministerio que has gestionado brillantemente".
Quince minutos después de haber jurado el cargo, la sala apenas la llenaba una treintena de los 200 invitados que llegaron. Tras la foto oficial, los cuatro representantes de la plana mayor del Gobierno desaparecieron (Pajín, Valeriano Gómez, Gómez-Sinde y Garmendia). El único que se quedó observando la 'despedida-bienvenida' de Aído fue Chaves, que no quiso entrar en detalle sobre si el camino más correcto hubiese sido la vuelta de Bibiana Aído a Andalucía. "Ella está bien donde está, en la secretaría de Estado de Igualdad". No hay que olvidar que Chaves fue quien elevó a Aído hasta Moncloa, vendiéndosela a Zapatero como una joven gaditana hija de un buen amigo suyo a la que debía un favor, y qué mejor que un ministerio un poco suave para una chica joven y moderna, de los nuevos tiempos.
El nuevo juramento de Aído fue en el mismo sitio que el de Pajín (ministerio de Sanidad), a la misma hora (20,30), con una semana de diferencia. Pero en otra sala, mucho más pequeña, y con distinta gente. Si Pajín recibía sus nuevas carteras en el salón de actos de su nueva casa con toda la plana mayor del Gobierno a sus espaldas, Bibiana Aído juró su nuevo cargo con gente ya de segundo nivel.
La sala la llenaron entre unos cuantos invitados de segundo nivel político (secretarios de estados y subsecretarios) y mucha mujer. "Bibiana Aído, estamos contigo" le gritaban las representantes de grupos feministas, que una a una besó y abrazó a la ministra que, según cuchicheaban en los corrillos, más ha luchado por la igualdad de sexos. "La austeridad económica no se traducirá en austeridad política", le confirmó Pajín tras la inquietud despertada por la disolución del ministerio de Igualdad.
La ministra de Sanidad exageró un discurso en el que agradeció a Aído que se haya quedado a su lado, haciendo referencia a las voces internas que apuntaban lo mal que se había tomado la ex ministra de Igualdad la disolución de su ministerio y la manera de enterarse de la destitución de su cargo (por un SMS al móvil, cuando estaba en una entrevista en directo en Telecinco). "Siempre serás para nosotras la que colocó la Igualdad, con mayúsculas, en un ministerio que has gestionado brillantemente".
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