El haber sido fulminada de su puesto no le ha quitado las ganas a Aído de seguir mareando con su feminismo recalcitrante. Para conmermorar el día contra la violencia de género, la ex ministra escribe una soflama en Público cargando contra los de siempre.
Decir, a estas alturas, que el ministerio de Igualdad resultó un auténtico fiasco es más que una perogrullada. Una de las evidencias fue el fracaso de sus políticas contra el maltrato: a pesar de catalogarlo como priorirtario, no lograron que el número de mujeres asesinadas a manos de sus parejas disminuyera durante el lapso de tiempo que duró el ministerio.
Por eso ahora, cuando se conmemora el día contra la violencia de Género, la ex ministra de Igualdad, decide no hacer autocrítica, y sí dar una de sus lecciones de feminismo obtuso y excluyente, cargando contra quienes son de distinta cuerda.
En un artículo en Público, Aído afirma que: "Este 25 de noviembre debería servirnos para reflexionar sobre este fenómeno de depredadores mediáticos, calumnistas profesionales –como decía Manuel Vázquez Montalbán– y titiriteros de las palabras que está plagando los medios de comunicación y la vida pública de una violencia intolerable".
¿Y a quién se refiere la dulce Bibiana? Es conveniente extractar el párrafo completo en el que arremete contra todos ello:
"No voy a hacer la recopilación completa de afrentas a las mujeres. No tendría espacio ni aún ocupando todas las páginas de este periódico. La lista de quienes forman parte de la cultura del grito y la descalificación es demasiado larga. Sólo un recuerdo somero nos llevaría de las palabras de Eduardo García Serrano llamando "zorra" y "puerca" a la consejera de Sanidad del Gobierno catalán a las de Alfonso Ussía describiendo a unas manifestantes como "morsas" o "coños de vitriolo y de cianuro". Sin olvidar las joyas de Antonio Burgos cuando describió al primer Gobierno de esta legislatura como un "batallón de modistillas ministeriales" o al enunciar aquella odiosa frase de "si juzgamos por la cara, Leire Pajín tendría que ser actriz porno", que tal vez inspiró al alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, del Partido Popular, en sus recientes declaraciones. O las de Gustavo Bueno cuando hizo apología directa de la violencia contra mí misma cuando era ministra de Igualdad: "Habría que tirarla por la ventana", sugirió cuando afirmé que "a la Iglesia le corresponde establecer lo que es o no pecado, pero no lo que es o no delito". Especial protagonismo ha tenido en todo este disparate Fernando Sánchez Dragó al alardear de sus relaciones con menores. Y no le ha ido a la zaga Salvador Sostres cuando en un plató de Telemadrid, en una desconexión pero en presencia de escolares, hacía referencia a sus preferencias sexuales con las chicas de 17, 18 y 19 años en unos términos vomitivos".
Después de la "no recopilación" más larga de la historia, Aído sigue desahogándose y cargando las tintas contra ellos, exhortando a suprimir sus espacios es en los medios: Deberíamos"ponderar qué tipo de valores queremos para nuestra sociedad y a plantearnos por qué ocupan tanto espacio y tiempo quienes azuzan esta campaña violenta y agresiva. Y también, cabría preguntarnos quiénes son sus cómplices y qué soluciones democráticas deberíamos encontrar a esta sarta de indecencias" asegura.
Para ella, "no se trata de simples excesos verbales sino que reflejan un imaginario excluyente y despectivo que sirve para alimentar la desigualdad que es la base de la violencia de género" dice en Público y también reproduce en su blog.
Su última petición, tan sectaria como el resto del artículo: "Desenmascaremos a quienes, a estas alturas de la historia, hacen impunemente apología de la desigualdad y de la violencia contra las mujeres".
Decir, a estas alturas, que el ministerio de Igualdad resultó un auténtico fiasco es más que una perogrullada. Una de las evidencias fue el fracaso de sus políticas contra el maltrato: a pesar de catalogarlo como priorirtario, no lograron que el número de mujeres asesinadas a manos de sus parejas disminuyera durante el lapso de tiempo que duró el ministerio.
Por eso ahora, cuando se conmemora el día contra la violencia de Género, la ex ministra de Igualdad, decide no hacer autocrítica, y sí dar una de sus lecciones de feminismo obtuso y excluyente, cargando contra quienes son de distinta cuerda.
En un artículo en Público, Aído afirma que: "Este 25 de noviembre debería servirnos para reflexionar sobre este fenómeno de depredadores mediáticos, calumnistas profesionales –como decía Manuel Vázquez Montalbán– y titiriteros de las palabras que está plagando los medios de comunicación y la vida pública de una violencia intolerable".
¿Y a quién se refiere la dulce Bibiana? Es conveniente extractar el párrafo completo en el que arremete contra todos ello:
"No voy a hacer la recopilación completa de afrentas a las mujeres. No tendría espacio ni aún ocupando todas las páginas de este periódico. La lista de quienes forman parte de la cultura del grito y la descalificación es demasiado larga. Sólo un recuerdo somero nos llevaría de las palabras de Eduardo García Serrano llamando "zorra" y "puerca" a la consejera de Sanidad del Gobierno catalán a las de Alfonso Ussía describiendo a unas manifestantes como "morsas" o "coños de vitriolo y de cianuro". Sin olvidar las joyas de Antonio Burgos cuando describió al primer Gobierno de esta legislatura como un "batallón de modistillas ministeriales" o al enunciar aquella odiosa frase de "si juzgamos por la cara, Leire Pajín tendría que ser actriz porno", que tal vez inspiró al alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, del Partido Popular, en sus recientes declaraciones. O las de Gustavo Bueno cuando hizo apología directa de la violencia contra mí misma cuando era ministra de Igualdad: "Habría que tirarla por la ventana", sugirió cuando afirmé que "a la Iglesia le corresponde establecer lo que es o no pecado, pero no lo que es o no delito". Especial protagonismo ha tenido en todo este disparate Fernando Sánchez Dragó al alardear de sus relaciones con menores. Y no le ha ido a la zaga Salvador Sostres cuando en un plató de Telemadrid, en una desconexión pero en presencia de escolares, hacía referencia a sus preferencias sexuales con las chicas de 17, 18 y 19 años en unos términos vomitivos".
Después de la "no recopilación" más larga de la historia, Aído sigue desahogándose y cargando las tintas contra ellos, exhortando a suprimir sus espacios es en los medios: Deberíamos"ponderar qué tipo de valores queremos para nuestra sociedad y a plantearnos por qué ocupan tanto espacio y tiempo quienes azuzan esta campaña violenta y agresiva. Y también, cabría preguntarnos quiénes son sus cómplices y qué soluciones democráticas deberíamos encontrar a esta sarta de indecencias" asegura.
Para ella, "no se trata de simples excesos verbales sino que reflejan un imaginario excluyente y despectivo que sirve para alimentar la desigualdad que es la base de la violencia de género" dice en Público y también reproduce en su blog.
Su última petición, tan sectaria como el resto del artículo: "Desenmascaremos a quienes, a estas alturas de la historia, hacen impunemente apología de la desigualdad y de la violencia contra las mujeres".
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