viernes, 28 de enero de 2011

Carme Chacón, la bala en la recámara

Todo era demasiado sencillo. Era como en esas películas malas en las que desde el minuto cinco se sabe quién es el malo y quién el bueno. Alfredo Pérez Rubalcaba se ha consolidado ante una parte importante de la opinión pública como el único candidato al que, llegado el caso, el PSOE elegirá por aclamación para suceder a Rodríguez Zapatero como aspirante a presidente del Gobierno. Incluso el propio jefe de la oposición, Mariano Rajoy, lo da por descontado.

Pero en el Partido Socialista, como en cualquier otro, y más de ese tamaño, las cosas no son tan sencillas. Todos toman posiciones y más cuando se ve de cerca la posibilidad de pasar a la oposición. Entonces, los movimientos internos y las influencias del poder se revolucionan. “Esto es una auténtica olla a presión, pero con muy pocas válvulas de escape. Y una de ellas, de las que casi todos se habían olvidado, vuelve a ser Carme Chacón”. Esta pequeña confesión de un socialista que sabe lo que se cuece en la cocina del partido es una especie de resumen de un auténtico guión cinematográfico que podría titularse perfectamente Operación Chacón.

Alfredo Pérez Rubalcaba es ante todo un auténtico animal político, astuto, que ha rehuido siempre el despacho de un ministerio porque le gusta mucho más mandar en la sombra. Eso es al menos lo que dicen quienes le conocen más de cerca y no acaban de salir de su asombro al ver cómo está asumiendo el desgaste del Gobierno de Zapatero en los momentos difíciles a cara descubierta. Su presencia pública, paralela a una buscada ausencia de Zapatero, ha surtido efecto entre el electorado socialista, dispuesto a repensarse su huida de las urnas con este nuevo candidato (ver Tiempo nº 1.488). Pero ocho años de poder hacen siempre difíciles las transiciones y aún más cuando muchos piensan que la meta es “salvar los muebles”, o lo que es lo mismo, lograr un empate técnico en el que ni PSOE ni PP tengan asegurada la victoria electoral con claridad en las próximas generales.

¿Sabe Rubalcaba que detrás de él hay intrigas para que no sea el candidato? Seguro que sí. “No podría creerme que estuviera al margen. Si hay algo que maneja con precisión es la información. Lo sabe, pero cree que puede ganar. Quizás haya algunos, incluido el presidente Zapatero, que crean que se puede jugar con él a otros objetivos, pero no es nada fácil”. Esta es una segunda confesión, también pequeña pero significativa, de este mismo socialista que asiste atónito a una guerra de sucesión en la que un grupo de militantes con poder prepara la irrupción de la ministra de Defensa como tercer candidato en liza.

Fuente:tiempodehoy.com

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