21
Oct
Mientras España ha estado luchando por superar la crisis –y sigue haciéndolo-, Rajoy decidió echarse una larga siesta y esperar tranquilamente a que le avisaran para ir a ocupar La Moncloa. “No te preocupes por Zapatero” -le dijeron-, “está muerto políticamente. Tú no tienes que hacer nada; de hecho, es mucho mejor que no hagas nada. La EPA hará el trabajo por ti. Eso sí, hay que conseguir como sea que la crisis dure al menos hasta las elecciones”.
Pero mientras Mariano espera sentado, alguien está actuando. Un Presidente que ha decidido hacer lo que tiene que hacer, en sus propias palabras, “cueste lo que cueste”.
Un Presidente que en el momento más peligroso, cuando los mercados amenazaban con llevarse por delante la economía española en un fin de semana tomó las medidas más difíciles y consiguió restablecer la confianza en España.
Que ha puesto en marcha las reformas que España necesita no sólo para salir de esta crisis sino para evitar las futuras, para no perder el tren de la nueva economía: la reforma laboral, la del sistema financiero, la reforma energética, la de la educación, la del sistema de pensiones, la Ley de Economía Sostenible…
Que ha asumido el coste de estas decisiones necesarias sin perder la serenidad, sin recurrir a la crispación ni convertir al país en un campo de batalla. Que ha pasado por una convocatoria de huelga general sin abrir una guerra con los sindicatos y manteniendo abierta la puerta del diálogo social.
Y mientras desde las filas del durmiente Mariano se celebraba anticipadamente el hundimiento del Gobierno y se comenzaban a repartir ministerios, aquel al que daban por muerto ha demostrado en una semana que está muy vivo: ha conseguido sacar adelante los presupuestos más trascendentales de la democracia; ha conseguido los acuerdos que garantizan la estabilidad política para el resto de la Legislatura; y, para terminar, (en realidad, para empezar), ha formado el Gobierno más potente políticamente desde hace muchos años: un equipo de dirigentes políticos plenamente dispuestos y capacitados para explicar y defender no sólo la gestión de cada uno, sino la de todos, el conjunto de las políticas del Gobierno, con lo que ha demostrado una vez más que el Partido Socialista tiene líder y tiene banquillo, frente a un PP carente de lo uno y de lo otro –bueno, el banquillo, al PP, mejor ni mentárselo-.
Y es que, señor Rajoy y señores de la derecha, afortunadamente para España y desgraciadamente para ustedes, los muertos que vos matáis gozan de buena salud.
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